21 de marzo de 2011

El Dios que calma las Tormentas

Marcos 4:36-40
36  Entonces dejaron a la gente y llevaron a Jesús en la barca en que y a estaba; y también otras barcas lo acompañaban. 37 En esto se desató una tormenta, con un viento tan fuerte que las olas caían sobre la barca, de modo que se llenaba de agua.38  Pero Jesús se había dormido en la parte de atrás, apoyado sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron:  –¡Maestro! ¿No te importa que nos estemos hundiendo?39  Jesús se levantó y dio una orden al viento, y dijo al mar:  –¡Silencio! ¡Quédate quieto! El viento se calmó, y todo quedó completamente tranquilo.40  Después dijo Jesús a los discípulos: –¿Por qué están asustados? ¿Todavía no tienen fe?

El Mar de Galilea es pequeño; no tiene más que 20 kilómetros de Norte a Sur y 12 Kilómetros de Este a Oeste. El lago de Galilea era famoso por sus tempestades. Se producían inesperadamente y rápido que sorprendían y aterraban.

Algo que llama la atención es que cuando los discípulos se suben a la barca el lago se encontraba en calma (tanto así que Jesús se duerme) Nadie pensaba que esa noche se iba a levantar una gran tormenta. Esto nos enseña algo interesante “Las tormentas muchas veces llegan de repente”.


Así como llegó la tormenta al lago de Galilea así llegan a nuestras vidas. Aparentemente todo marcha normal, un día estamos bien y al otro día nos damos cuenta que tenemos una enfermedad incurable, un día estamos echándole ganas con nuestro trabajo, al día siguiente nos están despidiendo. Un día estamos bien espiritualmente y otro día nos sentimos débiles.

Todas esas circunstancias se nos vienen como un tsunami.  

Las tormentas son difíciles de enfrentar…porque muchas veces no estamos preparados para ellas.

Jesús quería enseñarles a sus discípulos, a mantener la Fe en medio de las tormentas.

¿Qué puede ser una tormenta?
  • Una enfermedad
  • Una crisis matrimonial
  • Una situación en el trabajo
  • ?

¿Cómo reaccionamos en medio de la tormenta? ¿Cuánta fe mostramos? ¿Cómo reaccionaron los discípulos de Jesús?

Marcos: “¡Maestro! —gritaron—, ¿no te importa que nos ahoguemos?” .
Mateo 8:25 dice: “¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!”
El relato de Lucas 8:24 dice: “—¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! —gritaron.”

Cuando vivimos una tormenta en la vida, nos sentimos que nos vamos a ahogar, que ya no hay solución, que estamos perdidos. Cuando eso pasa podemos hacer cosas “desesperadas” que revelan nuestra falta de Fe.

Jesús se durmió…Qué momento para dormirse, los discípulos se llenaron de miedo porque Jesús estaba dormido.

V. 37  En esto se desató una tormenta, con un viento tan fuerte que las olas caían sobre la barca, de modo que se llenaba de agua

Las olas adentro del barco.
Un barco en el mar puede aguantar una tormenta, pero cuando el mar entra en el barco, la esperanza se fuga. 

¿Sientes que el agua se está metiendo en la barca? ¿Te sientes que el miedo se ha apoderado de tu vida?

El Stress causa daños grandes al organismo. Igual la mentalidad negativa, los problemas, etc.

Stress: Esto les lleva a reaccionar a la defensiva, tornándose irritables y sufriendo consecuencias nocivas sobre todo el organismo:
  • Elevación de la presión sanguínea (hipertensión arterial)
  • Gastritis y úlceras en el estómago y el intestino
  • Disminución de la función renal
  • Problemas del sueño
  • Agotamiento
  • Alteraciones del apetito

Según la organización mundial de salud, Se producen más muertes por suicidio que por la suma de homicidios y guerras. Se traduce en casi un millón de víctimas al año, además de unos costos económicos cifrados en miles de millones de dólares, según ha señalado la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Se calcula que por cada muerte atribuible a esa causa se producen entre 10 y 20 intentos fallidos de suicidio

V. 38  Pero Jesús se había dormido en la parte de atrás, apoyado sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron: –¡Maestro! ¿No te importa que nos estemos hundiendo?

En medio de las tormentas expresamos las mismas palabras que los discípulos le expresaron a Dios ¿No te importa que nos estemos hundiendo? Nos quejamos, culpamos a Dios por no resolver nuestros problemas.

Lo cierto es que a Jesús si le importa tu vida…

V.39  Jesús se levantó y dio una orden al viento, y dijo al mar:  –¡Silencio! ¡Quédate quieto! El viento se calmó, y todo quedó completamente tranquilo.

El poder del señor es grande…El quiere calmar tus tormentas, el quiere ponerte a salvo, el quiere levantarte y hacer algo grande con tu vida.

Por estar enfocado en las olas nos olvidamos de quien está en nuestras barcas. Ninguna tormenta es más fuerte que Dios, nada puede con Él.

Jesús les enseñó Fe a sus discípulos esa noche, ellos tuvieron que aprender en medio de una tormenta, si este es tu caso recuerda a quien tienes a tu lado, nooo…el no está dormido, el está a tu lado esperando el momento de levantarse, dar una orden y calmar la fuerza de los mares.

Te invito a orar con el siguiente salmo…

Salmo 69:13-17
Pero yo, Señor, a ti clamo. Dios mío, ¡ayúdame ahora!
Por tu gran amor, ¡respóndeme! Por tu constante ayuda, ¡sálvame!
14¡No dejes que me hunda en el lodo! ¡Ponme a salvo de los que me odian
y de las aguas profundas! 15  ¡No dejes que me arrastre la corriente!
¡No dejes que el profundo remolino me trague y se cierre tras de mí!
16  Señor, respóndeme; ¡tú eres bueno y todo amor!
Por tu inmensa ternura, fíjate en mí; 17  ¡no rechaces a este siervo tuyo!
¡Respóndeme pronto, que estoy en peligro!