27 de febrero de 2012

¿Dónde están los otros 9?

Según el diccionario, la gratitud es el sentimiento que nos obliga a valorar el beneficio que se nos ha hecho y a corresponder a él de alguna manera. Siendo nosotros cristianos, debemos preguntarnos ¿cómo está nuestro nivel de gratitud hacia todo lo que hemos recibido de parte de Dios? Los seres humanos tenemos la tendencia a olvidar los beneficios que hemos recibido.

Jesús ilustra muy bien este concepto con el siguiente pasaje…
Lucas 17:11-19
En su camino a Jerusalén, pasó Jesús entre las regiones de Samaria y Galilea.12  y llegó a una
aldea, donde le salieron al encuentro diez hombres enfermos de lepra, los cuales se quedaron
lejos de él13  gritando: –¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!14  Cuando  Jesús los
vio, les dijo: –Vayan a presentarse a los sacerdotes. Y mientras iban, quedaron limpios de su
enfermedad.15  Uno de ellos, al verse limpio, regresó alabando a Dios a grandes voces,16  y
se arrodilló delante de Jesús, inclinándose hasta el suelo para darle  las gracias. Este hombre
era de Samaria.17  Jesús dijo: –¿Acaso no eran diez los que  quedaron limpios de su
enfermedad?¿Dónde están los otros nueve?18  ¿Únicamente este  extranjero ha vuelto para
alabar a Dios? 19  y le dijo al hombre: –Levántate y vete; por tu fe  has sido sanado.

Imaginémonos la escena:
Jesús iba de camino a Jerusalén, cuando pasó entre Samaria y Galilea, se acercó a un pueblo anónimo. Fuera de ese pueblo, estaban acampando diez leprosos.

Es interesante que habían 10 leprosos juntos…es interesante porque los leprosos solo podían andar con leprosos.

Tan difícil era ser leproso que cuando ven a Jesús no se acercan, se quedan a cierta distancia, seguramente por miedo al rechazo o a la discriminación. Así que tenemos a 10 hombres con una gran enfermedad pero sobretodo con una gran necesidad de sentirse diferentes.

Esta escena en la vida de Jesús, me recuerda a mi vida. Acampando en algún lugar, con una gran enfermedad, no física pero si espiritual.

Vivir como leproso era una condición muy lamentable.
Dependiendo de cuánto tiempo habías sido leproso, algunos habían perdido los dedos de las manos, los dedos de los pies, orejas, dientes, brazos, y nariz. Su carne estaba cruda y podrida.

¿Cómo hacia un Leproso para poder vivir?
Estos hombres pedían, robaban, y comían la comida que otros no querían. Probablemente vivían de los vertederos de basura.

Pero lo que realmente podría atormentar más a estos hombres era el recuerdo constante de no poder estar con sus seres queridos cuando el sacerdote los pronunciaba leprosos. Ej. Lejos de sus esposas, lejos de sus hijos, lejos de sus casas, de sus carreras.

Algunos de ellos probablemente habían sido judíos fieles, arraigados en la tradición de la iglesia. Pero ahora estaban acampando fuera de este pueblo anónimo.

Pero Jesús que es inmensamente compasivo los sana. A Jesús no le importaba si estaban leprosos o no. Jesús miró en ellos una necesidad más grande.

V.14 Jesús sana a los leprosos y los manda a que se presenten donde el sacerdote. Cuando iban de camino se vieron sanos de su enfermedad, de esos 10 solo uno regresó a dar gracias. Un samaritano.

V.17  Jesús dijo: – ¿Acaso no eran diez los que quedaron limpios de su  enfermedad? ¿Dónde están los otros nueve?

Jesús hace una pregunta impresionante ¿Acaso no eran 10? ¿Dónde están los otros 9? Nosotros también nos podemos preguntar ¿Porque no regresaron todos? Eran 10 sanados, deberían de haber sido 10 hombres dando gracias.

¿Por qué pasó todo esto? ¿Qué pasó en el corazón de los 9 restantes?
No sabemos, pero lo que sí sabemos es que “no fueron agradecidos”…

La falta de gratitud sorprende a Dios. Dios espera gratitud de todos, porque  Dios sabe lo que ha hecho con cada uno de nosotros. Dios espera que volvamos y demos gracias.

Miremos la siguiente escritura…

Lucas 7:36-48
Un fariseo invitó a Jesús a comer, y Jesús fue a su casa. Estaba sentado a la mesa,37 
cuando una mujer de mala vida, que vivía en el mismo pueblo y que supo que Jesús había
ido a comer a casa del fariseo, llegó con un frasco de alabastro lleno de perfume.38 
Llorando, se puso junto a los pies de Jesús y comenzó abañarlos con lágrimas. Luego los
secó con sus cabellos, los besó y derramó sobre ellos el perfume.39  El fariseo que había
invitado a Jesús, al ver esto, pensó: "Si este hombre fuera de veras un profeta, se daría
cuenta de qué clase de persona es esta que lo está tocando: una mujer de mala vida."40 
Entonces Jesús le dijo al fariseo: –Simón, tengo algo que decirte. El fariseo contestó:–
Dímelo, Maestro.41  Jesús siguió: –Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno le
debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;42  y como no le podían pagar, el
prestamista les perdonó la deuda a los dos. Ahora dime, ¿cuál de ellos le amará más?43 
Simón le contestó: –Me parece que el hombre a quien más le perdonó. Jesús le dijo: –
Tienes razón.44  Entonces, mirando a la mujer, Jesús dijo a Simón: –¿Ves esta mujer?
Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; en cambio, esta mujer me ha bañado los
pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos.45  No me saludaste con un beso,
pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies.46  No me pusiste ungüento
en la cabeza, pero ella ha derramado perfume sobre mis pies.47  Por esto te digo que sus
muchos pecados son perdonados, porque amó mucho; pero la persona a quien poco se le
perdona, poco amor muestra.48  Luego dijo a la mujer: –Tus pecados te son perdonados.

Hay una gran diferencia entre estos dos personajes. La diferencia fue la gratitud.  

Mira que Jesús se fija en cómo nos comportamos delante de Él.
·         Entré en tu casa y no me diste agua para mis pies (no atendió a Jesús, no hubo servicio en él).
·         No me saludaste con un beso (no se sintió agradecido con la presencia de Jesús).
·         No me pusiste ungüento en la cabeza (no sacrificó por Jesús, no estuvo dispuesto a dar).

Cuando no somos agradecidos con Dios actuamos como este fariseo. Venimos a la Iglesia, pero no nos conmovemos que Jesús habita en nuestra casa, estamos cerca de Jesús pero no lo besamos, vivimos en su reino pero no estamos dispuestos a sacrificar algo valioso para nosotros.

Jesús se da cuenta, sabe cuánta gratitud te hace falta.

Jesús dice “la persona a quien poco se le perdona, poco amor muestra” y yo pregunto ¿Cuánto ha perdonado Dios a nosotros? ¿Mucho o poco?

Hay muchas cosas que podemos dejar de estar valorando:
ü  ¿Qué tal la gracia? Valorar que no nos costó nada ser salvos.  
ü  ¿Qué tal la Cruz de Cristo? Cuando alguien comparte, ¿Te conmueve?
ü  ¿Nuestros tiempos son llenos de gratitud?
ü  ¿Recuerdas con gratitud tu bautizo? El día que Jesús quitó la lepra de tu vida.

Si en nuestro corazón dejamos de sentir gratitud hacia Dios, ya todo lo que pasa espiritualmente en nuestras vidas pierde valor.
Ej.     La biblia pierde valor
·         Tener amistades sinceras pierde valor
·         Cantar pierde valor
·         Sentirte parte de la familia pierde valor
Cuando perdemos gratitud ya no regresamos a Jesús, se nos olvida de donde fuimos sacados.

Levítico 23:41-44
Cada año, en el mes séptimo, celebrarán una fiesta de siete días en honor del Señor. Es una ley permanente que pasará de padres a hijos. Durante esos siete días todos ustedes, los israelitas de nacimiento, vivirán bajo enramadas, para que todos sus descendientes sepan que, cuando yo saqué de Egipto a los israelitas, los hice vivir bajo enramadas. Yo soy el Señor su Dios." De esta manera informó Moisés a los israelitas acerca de las fechas especialmente dedicadas al Señor.

La fiesta de las enramadas…

Aquella celebración estaba destinada a recodarle al pueblo su liberación de Egipto y la forma en que Dios cuidó de la nación en el desierto. Dios sabia que terminarían construyendo hogares permanentes en Canaán. Una vez asentados, sabía que se olvidarían de la forma en que Él los cuidó y les proveyó lo necesario duran los años de nómadas.

Era una fiesta de siete días. Durante los cuales el pueblo debía vivir en tiendas de campaña o cabañas hechas de ramas. Eran lugares de habitación semejantes a los usados por sus antepasados mientas iban recorriendo el desierto.

Imagínate lo incomodo que era acampar en su propio patio delantero.
Dios había establecido aquella fiesta como una ayuda visual de que El estaba dispuesto a cuidar y proteger a los que les siguieran, e intervenir a favor de ellos.

¿Cómo iban a regresar los israelitas después de esos 7 días?
Agradecidos por lo que Dios les había dado. Iban a volver a sus hogares entendiendo la gratitud que deben de mostrar aun en medio de la comunidad.
Ej. ¿Cómo regresa una persona que se restaura? Agradecido. No esperemos experimentar esas cosas para que Dios pueda generar en nosotros gratitud.  

El mensaje de Dios era, recuerden lo que he hecho por ustedes, recuerden lo que antes eran y sean agradecidos.  

Salmo 50:23
El que me ofrece su gratitud, me honra.
¡Yo salvo al que permanece
en mi camino!"

Tómate un tiempo para agradecerle a Dios todo lo que ha hecho por tu vida, y alabarlo por la salud espiritual que tenemos al ser sanados por Él.
¡Honramos a Dios cuando lo hacemos!