14 de enero de 2011

Pobres de Espíritu

Mt 5:3 "Dichosos los que tienen espíritu de pobres, porque de ellos es el reino de los cielos…

¿De qué está hablando Jesús en esta porción del sermón del monte?

¿Qué significa vivir en pobreza? Significa vivir con muchas limitantes, pero esas limitantes te llevan a reconocer tu necesidad al punto de rogar por ayuda. Aquí Jesús no se refiere a una actitud de pobreza material (no se trata de dinero) es más bien una actitud de pobreza de espíritu.

¿Qué siente una persona pobre? Siente que necesita de los demás para poder vivir. No se cree autosuficiente, está consciente que necesita muchas cosas y su carencia lo motiva a buscarlas.

Cuando Jesús nos dice “Dichosos los que tienen espíritu de pobres” está hablando de lo bendecidos que somos espiritualmente, cuando sentimos que nos falta mucho, que hay carencias y que solo Dios puede llenar nuestras vidas.

El orgullo hace que nos sintamos ricos cuando verdaderamente somos pobres. El orgullo no nos motiva a pedir porque creemos que con lo que tenemos nos basta y sobra. Nos presentamos ante aquel que es verdaderamente rico como si estuviéramos a su nivel (muchas veces con arrogancia).

Sentirnos pobres de espíritu, es cuando sentimos la necesidad espiritual de llenarnos de Dios, en nuestras oraciones, en nuestra lectura de la Biblia, pidiendo orientación espiritual de otros cristianos.

¿Qué tal ahora? Podemos estar perdiendo el espíritu de pobre. Ya no nos animan muchas cosas. ¿Qué tal el venir a las reuniones de la Iglesia? ¿Qué tal escuchar las predicas? ¿Qué tal el que alguien se acerque a ti para ayudarte?

Los lideres que dirigen al pueblo de Dios ¿Tenemos un espíritu de pobres? Debemos tener cuidado cuando creemos que ya lo sabemos todo, cuando ya no aceptamos la orientación de Dios y no vamos constantemente a Él por ayuda.

¿Qué pasa cuando nos bautizamos? Nos sentíamos Pobres de espíritu. Cada cosa que Dios nos daba generaba gratitud en nuestros corazones porque era como “agua refrescante para nuestras gargantas secas”. Ej: si tú le das a un pobre una moneda, se siente bien agradecido, porque esa persona no posee nada y eso lo lleva a valorar lo poco que tiene.

Debemos de sentir una necesidad en nuestras vidas al punto de anhelar llenarnos de Dios, ir a Dios y buscarlo cada día como un mendigo busca una limosna.

Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos será el reino de los cielos…

Si reconocemos nuestras carencias y nuestras debilidades, Dios siempre nos estará dando lo que necesitamos porque Dios es un Padre compasivo. ¡Seamos pobres de espíritu para convertirnos en millonarios espirituales!