15 de abril de 2014

Reflexiones de Semana Santa: ¡Hosana! ¡Por favor Sálvanos!


Había mucha gente. Unos tendían sus capas por el camino, y otros tendían ramas que cortaban de los árboles. Y tanto los que iban delante como los que iban detrás, gritaban: ¡Hosana al Hijo del rey David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas! Cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se alborotó, y muchos preguntaban: ¿Quién es este? Y la gente contestaba: Es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea (Mateo 21:8-11).


Esta escena se da en últimos días en la vida de Jesús. Era el tiempo de la Pascua, la ley era que todos los varones judíos que vivieran en un radio de cuarenta kilómetros de Jerusalén tenían que venir, así que estamos hablando de una ciudad abarrotada de gente y cargada de expectaciones religiosas.

En medio de este ambiente la multitud de gente recibe a Jesús como Rey extendiendo sus túnicas y ramas delante de Él. Gritaban: "¡Hosanna!»
Debemos tratar de comprender lo que esto quería decir.

Hosanna quiere decir salva ahora, y era la llamada de auxilio que un pueblo en angustia dirigía a su rey o a su Dios. Es realmente una cita del Salmo 118:25: "¡Sálvanos, Te suplicamos, oh Señor!» La frase "¡Hosanna en las alturas!» debe de querer decir: "¡Que hasta los ángeles en lo más alto de las alturas del Cielo griten a nuestro Dios: "¡Salva ahora!"»

Definitivamente es una representación de nuestra incapacidad humana de lograr una salvación por nuestra cuenta, es un grito desesperado pidiendo misericordia y compasión del único Dios con la capacidad de Salvarnos. Es ese grito ahogado que existía en mi corazón antes de conocer a Cristo que por un lado no me rendía ante Él, pero por otro se encontraba angustiado pidiendo en silencio una salvación.

Que afortunados somos de que el Señor haya visto nuestra necesidad, esa entrada de Jesús es la entrada de nuestra esperanza, es la luz que necesitábamos y que ni las tinieblas han podido apagarla, es la entrada de un Mesías dispuesto a amarnos aun manchados de pecados. Es el coraje de un Dios dispuesto a atravesar una ciudad religiosa, equivocada y cargada de tradiciones y romper con sus enseñanzas por darnos un estilo de vida diferente.

Gracias Dios por venir a salvarnos, gracias infinitas por tu valor, pero sobretodo por tu corazón cargado de amor al travesar esa cuidad.