Romanos 6:12-14
Por lo tanto, no dejen ustedes que el pecado siga
dominando en su cuerpo mortal y que los siga obligando a obedecer los deseos del
cuerpo.13 No entreguen su cuerpo al
pecado, como instrumento para hacerlo malo. Al contrario,
entréguense a Dios, como personas que han muerto y han vuelto a vivir, y entréguenle su
cuerpo como instrumento para hacer lo que es justo ante él.14 Así el pecado y a no tendrá poder sobre
ustedes, pues no están sujetos a la ley sino a la bondad de Dios.
Esta escritura comienza con una exhortación “Por lo tanto”…
“No dejen ustedes que el pecado siga dominando en su cuerpo mortal”…
Nosotros podemos permitir o no el pecado en
nuestras vidas. ¡No dejen! es un llamado a ser radical y armarse de valor, es
un llamado a tomar una decisión, es una exhortación a esforzarnos, levantarnos
y tomar acciones, pero también es una frase que nos dice que sí podemos
hacerlo. Aunque se mire difícil, de nosotros depende ¡No dejar!
La escritura nos llama ¡A no entregar nuestro cuerpo como
instrumento para hacer lo malo! Nuestro cuerpo puede ser útil para lo
bueno, pero también puede ser útil para hacer cualquier cosa mala. Debemos usar
nuestro cuerpo con profunda devoción a Dios, pues nuestro cuerpo así como todo nuestro ser es de Dios.
V.13 Al contrario entréguense a Dios como
personas que han muerto y han vuelto a vivir…
Es
impresionante porque el llamado de Dios es a comportarnos y actuar como
personas que han muerto a todas esas cosas.
No podemos vivir con esas luchas como si todavía
estuvieran vivas…
No podemos decir que hemos muerto a ellas y
que sigan apareciendo con vigor en nuestra vida cristiana.
Un cristiano debe caracterizarse como una
persona que no vive en impureza sino en santidad (1 Tesalonicenses 4:7)
¿Cual es el resultado de vivir entregados a Dios y de esforzarnos por no dejar que el pecado influya en nuestras vidas?
V.14 Así el pecado y a no tendrá poder sobre
ustedes, pues no están sujetos a la ley sino a la bondad de Dios.
Entregándonos a Dios, el pecado no tendrá
poder sobre nosotros…
Cuando vivimos cerca de Dios, el poder del
pecado se desvanece, pierde su ilfluencia y efectividad. Entregarse a Dios
significa dejar que El te guíe, que tome control de tu vida y que sea el dueño
de tus pensamientos, sentimientos y emociones. Así el pecado no tendrá poder
sobre nosotros. Cuando una persona dice “No puedo dejar este pecado” realmente
no a leído esta escritura a profundidad. EL PECADO NO ES LO SUFICIENTEMENTE
FUERTE PARA INFLUIR EN UNA PERSONA QUE ESTÁ CERCA DE DIOS.
A veces pensamos que el pecado tiene mucho
poder, pero tiene poder hasta donde nosotros dejamos que tenga, si nosotros
vivimos entregados a Dios, no vive el poder del pecado, sino el poder de Dios
en nuestras vidas.
El
llamado de Dios en esta escritura:
- No dejen (esfuerzo)
- No entreguen (determinación)
- Entréguense a Dios (devoción)
- Entreguen su cuerpo a Él. (rendición)
- Así el pecado ya no tendrá poder sobre ustedes (resultados)
Acércate a Dios y el pecado perderá su influencia en tí.