1Pedro 1:14-17
Como hijos obedientes, no vivan conforme a los deseos que tenían antes de conocer a Dios.
15 Al
contrario, vivan de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó, es santo;16
pues la Escritura dice: "Sean ustedes santos, porque yo soy
santo."17 Si ustedes llaman "Padre" a Dios, que juzga a cada
uno según sus hechos y sin parcialidad, deben mostrarle reverencia durante todo el tiempo que
vivan en este mundo.
¿Qué clase de hijos somos? No creo que seamos
los más idóneos para responder esa pregunta, pero ¿Qué tal preguntarle a
nuestros Padres? Seguramente ellos tendrían una mejor respuesta, a fin de
cuentas han lidiado con nosotros la mayor parte de nuestras vidas.
Todo padre tiene una expectativa alta de la
clase de hijos que debemos ser, Dios también la tiene, esta escritura comienza
con la frase “Como hijos obedientes”. Dios espera que como sus hijos la obediencia
sea parte de nuestras características, después de todo somos hijos del Dios Todopoderoso.
Hay hijos que por la manera de pararse, de
caminar, de hablar, por los gestos y hasta por la forma de vestirse reflejan la
naturaleza del papá. Esas características son evidentes para aquellos que
tienen un conocimiento del Padre.
Dios espera que una de las cualidades que
nos definan como sus hijos sea la santidad. Dios nos llama a vivir en santidad porque Él es santo. Dios nos
llamaría a ser algo que Él no es, sin embargo Él es santo, nunca ha pecado,
nunca ha sentido el deseo de pecar, por tanto tiene todo el derecho de anhelar
que sus hijos sean como El.
Llamar
Padre a Dios, no es solo de nombre sino que implica una reverencia.
Mientras llamamos Padre a Dios debemos
mostrarlo con nuestro estilo de vida. Cada día de nuestra vida debe estar
marcada por el hecho que tenemos un Padre en el cielo que es santo y que nos
llama a la santidad y a la obediencia.
¿Qué clase de hijo eres?... humm, creo que
nuestro Padre en el cielo podría darnos una mejor respuesta.