Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus
discípulos:–¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: –Algunos dicen que Juan el Bautista; otros dicen que Elías, y otros dicen que Jeremías o algún otro
profeta. Y ustedes, ¿quién dicen que soy? –les preguntó. Simón Pedro le respondió: –Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente. Entonces Jesús le dijo: Dichoso tú, Simón,
hijo de Jonás, porque esto no lo conociste por medios humanos, sino porque te lo
reveló mi Padre que está en el cielo.
Este es uno de los momentos más cruciales de la vida de Jesús. A estas alturas Jesús ya había decidido ir a Jerusalén, sabía muy bien lo que le esperaba allí. Era importante saber lo que la gente pensaba de Él y lo que sus discípulos pensaban también.
La
primer pregunta que les hace es ¿Quién dice la gente que soy?
Unos decían que era Juan el Bautista. Quien era una figura tan
extraordinaria que bien podía haber vuelto a la vida. Otros decían que era
Elías. Que era tan grande como el mayor de los profetas.
Es
interesante que muchos relacionaran a Jesús con un personaje trascendente en la
historia Judía. La gente le daba buenos calificativos a Jesús, pero estaban
equivocados en cuando a quién era.
Para
los discípulos fue fácil responder esa primer pregunta, porque es fácil
saber lo que otros piensan de Jesús, pero la siguiente pregunta lo dejó
atónitos ¿Quién dicen ustedes que soy?
Antes de conocer a
Jesús a través de una conversión verdadera, yo tenía una idea de Jesús, le daba
buenos calificativos, igualmente escuchaba lo que otros pensaban de Jesús, (lo
que las religiones presentan), pero realmente no sabía ¿Quién era Jesús para
mí?
¿Por qué Jesús les hace
ese tipo de preguntas a sus discípulos? Porque Dios, no quiere que nuestra Fe dependa de lo que
otros piensan de Dios, sino de lo que yo pienso de Él. No podemos vivir con una
Fe prestada. Siguiendo lo que otros siguen, pero sin un sentimiento personal
acerca de nuestro Salvador.
Pedro responde “Tu eres
el Mesías el hijo del Dios viviente”
Las
palabras Mesías, en hebreo, y Cristo, en griego, quieren decir lo
mismo, Ungido. Los reyes empezaban a reinar cuando eran ungidos. Así que
Pedro no está diciendo es ¡Tú serás mi Rey! Sino ¡Tú ya eres mi Rey! Eres el
ungido de Dios.
¿Quién es Jesús para
mí? Mi Rey. Mi corazón le pertenece, toda mi vida está en sus manos. Es mi
razón de ser. Sin Él mi vida no tendría sentido. Jesús es todo para mí. No
terminaría de escribir las cosas que ha hecho por mí.
Jesús le contesta a
Pedro “Dichoso tú porque esto te lo reveló mi Padre que está en el cielo”…Agradezco a Dios por lo bondadoso que
ha sido, porque abrió mis ojos a un Jesús que no conocía, yo no hice nada para
merecer aun más para lograr que mi corazón se ablandara y decidiera cambiar,
todo ha sido porque Dios me lo reveló.
Pedro
no tenía forma de gloriarse, no fue algo que Él descubrió, fue algo que el Dios
del cielo se lo reveló.
Tengo 10 años en la Fe
y esta pregunta me la sigue haciendo Dios ¿Tu quien dices que soy? Y también me
la sigo haciendo ¿Quién es Jesús para mí? Estoy seguro que si nos mantenemos
cerca de Dios siempre responderemos ¡Tu eres el Mesías, el hijo del Dios
viviente!