No es la forma en que mira, ni cómo mueve sus pies al dormir, quizás en lo que más se parece mi hija a mí es que ella es un poco testaruda (a veces J). Estoy seguro que todos tenemos algo de nuestros padres, y quizás en algún momento las personas cercanas a nosotros han identificado alguna cualidad que los hace pensar en voz alta “Es igualito a su Padre o a su Madre”.
¿Te has preguntado que
cualidad nos hace parecernos más a Dios?
El perdón.
El perdón no solo es la cualidad que más nos
acerca a Dios sino también el componente principal para mantener una relación
estable a lo largo de los años. No importa con quien te cases siempre va a
fallarte, no importa la clase de hermanos tengas en la iglesia, siempre
lastimarán tu corazón, así que lo único que puede mantener un relación
creciendo es el perdón.
Miremos el corazón de Dios…
Éxodo 34:6-7
Pasó delante de Moisés, diciendo en voz alta:-- ¡El
Señor! ¡El Señor! ¡Dios tierno y compasivo, paciente y grande en amor y verdad!
Por mil generaciones se mantiene fiel en su amor y perdona la maldad, la
rebeldía y el pecado; pero no deja sin castigo al culpable…
Si vemos en esta descripción del corazón de Dios dice que Él “perdona
la maldad”. Su corazón es generoso con
el perdón, constantemente Él está llamando a su pueblo y otorgándole perdón.
Cuando nos imaginamos a Dios vemos a un ser compasivo, tierno, paciente (sí
estricto y justo), pero su corazón sensible al perdón. Dios no solo nos perdona
uno, diez o mil pecados, Dios perdona cada pecado que hayamos cometido los
cristianos y lo continúa haciendo cada día.
Así que el perdón es el acto
más semejante a Dios que una persona puede llevar a cabo. Ningún
acto es más parecido a Dios que el perdón. Nunca usted se parece tanto a Él
como cuando usted perdona a alguien que lo ha ofendido.
¿Qué cualidades tenemos que hacen que los demás vean a Dios en
nosotros? ¿Qué tan perdonadores somos? Es innegable que si yo quiero parecerme
a Dios e imitarlo el primer “Chek” en la lista es “Un corazón fácil para perdonar”
¿Eso ven en mí?
A veces no, el perdón lo relacionamos con la justicia no con la
gracia. Así que para otorgar el perdón primero queremos venganza, queremos
otorgarlo, pero con un pago adelantado, con algo a cambio que pueda saciar
nuestra necesidad venganza u orgullo.
NUNCA NADIE VA A OFENDERNOS MÁS A NOSOTROS DE LO QUE ESA PERSONA HA
OFENDIDO A DIOS. NI NOTROS NUNCA VAMOS A PERDONAR MÁS A ALGUIEN DE LO QUE DIOS
YA NOS HA PERDONADO.
Miremos esta escritura en proverbios…
Proverbios
19:11
La prudencia consiste en refrenar el enojo,
y la honra, en pasar por alto la ofensa.
Nunca un hombre es más noble o
más honorable que cuando él perdona. Y francamente, vivimos en una sociedad que no acepta esto. No lo
reconoce.
La gente está llena de amargura, llena de enojo, llena de odio, llena
de venganza hacia los demás. Creen que la venganza de alguna manera es una
virtud, que devolverle a alguien el daño que le hizo a usted de alguna manera
es correcto y saludable.
La gente hace héroes de los vengadores. Hacen héroes de los
vengativos, de los ‘Harry el sucio’, de los Rambo, de los Terminator o lo que
usted quiera llamarlos, ese tipo de personas encuentran gozo en matar a causa
de la venganza.
El no perdonar encarcela a la
gente en el pasado, por eso quizás usted ve que con algunas relaciones
simplemente no “avanza”.
Ninguna relación puede sobrevivir
la ausencia de perdón.
Al inicio preguntaba si las personas que nos rodean ven algo de Dios
en nosotros, no lo sé, solo tú lo sabes, pero algo que es seguro que cuando
perdonamos claramente hacemos que Dios se refleje en nosotros.
Es fácil ver a Dios en un
corazón perdonador. Ahí está el reto, ahí está el desafío.