En las siguientes reflexiones los invito a que
miremos a Dios en su naturaleza de Padre. Me impresiona cómo podemos visualizar
a Dios y su semejanza con el corazón cercano de un Padre a un hijo. ¿Te anima? ¡Comencemos!
Mateo 6:9
Ustedes deben orar así:
«Padre nuestro que estás en el cielo, santificado
sea tu nombre
Algo que me llama la atención de esta escritura es
la forma en que Jesús enseña a sus discípulos a orarle a Dios. Primeramente los
invita a ver a Dios como un Padre. Ver a nuestro señor como Dios es impactante,
nos da la impresión de reverencia, de alguien que está por encima de todo y
todos. Pero ver a Dios como un Padre nos enseña a ver a Dios no solo como
alguien poderoso a quien reverenciar, sino como alguien cercano que está
dispuesto a amarnos como un Padre ama a un hijo.
Un Padre educa, guía, provee, suple las necesidades,
pero sobretodo un Padre ama. Tengo un hijo de casi dos años, y mi deseo cómo
Padre es que la primera reacción que el tenga al pensar en mí es que se sienta
seguro de que lo amo. Soy cercano a él y sabe que estoy para él, no somos
extraños, no somos distantes, estoy completamente seguro que él ve en mí
alguien a quien se puede acercar y abrazar.
Es ese sentimiento el que Jesús quería que los
discípulos tuvieran al referirse a Dios. Nuestro señor es un Padre para
nosotros, alguien dispuesto a ayudarnos, amarnos, escucharnos y simplemente…estar
con nosotros.
Que tengan buen día.